Crítica feroz de actualidad, política y medios.

miércoles, 7 de agosto de 2013

La Historia me absolverá y otros cuentos.

  Las declaraciones de Ángel Carromero a el diario El Mundo sobre las circunstancias de la muerte de Oswaldo Payá y Harold Cepero  han conseguido despertar los instintos más ruines, innobles y rastreros de quienes, agazapados en las trincheras de sus prejuicios políticos, están siempre dispuestos a dar más credibilidad a la versión de una dictadura sanguinaria (siempre que sea de izquierdas), que a la de los familiares de los fallecidos (gusanos pagados por la CIA). En cuanto se divulgó que  Carromero  estaba pendiente de que le fuera retirado el permiso de conducir por múltiples infracciones, a muchos les faltó tiempo para empezar a apilar leña para el auto de fe; los mismos que ya están arrimando la antorcha, como puede verse sólo con leer ocho o diez de los comentarios de los lectores de Público, siempre cargados de ingenio y fino humor ("Carromero/carroñero" y así). Claro que el diario ya procura avivar la llama recordando que sólo estuvo en prisión 159 días de los 1.460 que le correspondían, y además ¡hasta hablaba con su madre una vez al mes!

  Los familiares de Payá, desde el mismo momento del "accidente", dijeron que se trataba de un asesinato político y denunciaron incidentes anteriores con la policía política cubana. Ahora la viuda pide el indulto para el condenado como responsable de la muerte de su marido... ¡cuánto no le habrán pagado los yanquis! Y Carlos Payá, hermano de Oswaldo, anuncia una querella por asesinato político ¡otro gusano ofuscado por su odio al paraíso de libertad en que han convertido a Cuba cincuenta y cuatro años de castrismo!

   No sé si lo que dice Ángel Carromero es cierto; a algunos mucho mejor informados que yo no les acaba de convencer. Por ejemplo, a Arcadi Espada, periodista de opiniones ponderadas que siempre mantiene una admirable independencia de criterio aunque pueda chocar con la línea editorial de su periódico. Pero el señor Espada, aunque no se fíe del todo del testimonio de Carromero, no duda del carácter siniestro de la dictadura cubana, ni la justifica, ni se engaña. Expresa su opinión y se remite a una hipotética futura sentencia de la Audiencia Nacional. 
   
  Mientras, otros afilan las estacas, preparan la soga, sacan brillo al hacha: Carromero es un borracho, un facha y un trepa. Fue condenado en un juicio justo y con todas las garantías. Cuba es una democracia sin urnas, revolucionaria; es la democracia real, más perfecta que la farsa que aquí nos quieren hacer tragar los herederos de Franco, o de los Reyes Católicos, qué más da.

  La eterna trampa del agitprop a la que muchos se lanzan de cabeza, a hozar; la que lleva justificando desde 1959 la iniquidad de un régimen perverso y ruin, amparándose en la extenuante letanía del bloqueo criminal y de los inigualables logros sanitarios y educativos de la Revolución.

  Fidel Castro, plagiando el alegato de un revolucionario precursor suyo de quien copió con provecho otras muchas cosas, dijo ante un tribunal en 1953 que la Historia le absolvería. Algunos ya hace tiempo que le han absuelto; y con él, a su modelo.

  "En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, La historia me absolverá."
Pronunciado por Fidel Castro en el juicio del Moncada, el 16 de octubre de 1953


  "Porque no son ustedes, señores, los que dictarán sentencias contra nosotros. Esa sentencia será pronunciada por el tribunal eterno de la Historia. [...] Ustedes pueden declararnos culpables un millón de veces, pero la diosa del eterno tribunal de la Historia sonreirá y hará pedacitos el escrito de acusación del fiscal del Estado y la sentencia de este tribunal. Porque ella nos absolverá."
Pronunciado por Adolfo Hitler en el juicio de Múnich, en marzo de 1924





















  

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