Crítica feroz de actualidad, política y medios.

martes, 30 de julio de 2013

Cerebros licuados: 1. El médico de los árboles.

  Iniciamos aquí una serie de entradas dedicadas a mostrar cómo, a pesar de que se hable tanto de "la generación más preparada de la Historia", y a pesar de que nunca las fuentes de cultura y conocimiento estuvieron tan al alcance de cualquiera, el número de imbéciles, nescientes, zoquetes y borregos sin criterio, no deja de crecer de una forma alarmante.

  Cuando las corrientes filosóficas más arraigadas en un país parecen ser el pensamiento Disney o, en su defecto, la absoluta falta de razonamiento y de ideas propias, no resulta difícil encontrar ejemplos sin necesidad de ir a buscarlos a las cloacas de la televisión ni a los establos de la Carrera de San Jerónimo, donde sin duda abundan.

   El lunes, sin ir más lejos, en Radio 3, paradigma de la radio de servicio público, que se agarra como una lapa a su función de difusión de la cultura cada vez que huele a recortes en sus presupuestos, tuvimos la dudosa suerte de escuchar una bonita muestra de lo antedicho.

   En el programa "Hoy empieza todo", abanderado de la cultura hipster, hablaba María José Parejo del incendio de Andratx. Así pudimos enterarnos de que la zona más afectada por el fuego "fue declarada Biosfera de la Humanidad", y de que la mayoría de los incendios son causados por "individuos y otras personalidades jurídicas" (con lo que nos quedó la duda de cuántos pirómanos se esconden en el Tribunal Supremo o el CGPJ). Pero lo mejor estaba por llegar, y la señora Parejo nos presentó a Bernabé Moya, "médico de los árboles".

   Como la señora Parejo se mostraba muy preocupada por el sufrimiento de los árboles quemados, le preguntó al "médico" cómo sentían éstos la llegada de las llamas, obteniendo de tan cualificado personaje esta respuesta que pudimos oír completa antes de arrojar el transistor por la ventana, en un arrebato de desesperación: "Mucho antes, las plantas ya saben que se está produciendo un incendio [...] y ver cómo se van combustionando todos tus compañeros [...] que los puede contemplar a kilómetros debe ser terrible, sabiendo que además tú has elegido quedarte plantado en tierra."

   Esta enternecedora personalización de los árboles es un claro ejemplo de lo que hemos llamado "pensamiento Disney", y nos trae recuerdos del "Angelito" de Vázquez", por lo que podríamos pasarla por alto si quien divulga tal sarta de estupideces no fuera licenciado en biológicas y director del Departamento de Árboles Monumentales de la Diputación de Valencia

   Claro está que si un biólogo dice que las plantas pueden ver a kilómetros a sus compañeros y que los árboles han elegido plantarse en tierra en lugar de huir como haría cualquier médico de árboles, no soy yo quién para llevarle la contraria, que sólo soy un demente sentado en una mecedora...